I. Vida muerta
Sólo tú, diosa, sabes responder.
Sólo tú tienes la llave de mi vida, de mi muerte.
Te quiero, mi corazón sangra a través de las heridas que le provoca tu recuerdo...
Te quiero.
Mi sangre sufre tu mirada, mi piel sufre tu voz...
Te quiero.
Muero...
Más mi vida sigue, hirviendo en el dolor que provoca amar...
vida muerta.
 II. Una vez más pronuncio tu nombre,
cuando los astros vienen a beber de la Luna
y duerme la lluvia en mis cristales.
Y me siento hueco de música,
deshojando las gotas de la niebla
que empañan mi alma.
Dejad a mis dedos deshojar los cielos...
tu nombre brillaría tan fuerte que el dolor sería eterno.
Sólo la mitad de tu recuerdo puede tapar las cicatrices,
sólo tus lágrimas pueden derretir el dolor que crece
desde lo más oscuro de mi interior.
 
III. Un sueño...
El silencio de tu risa.
Te sientas frente a mí... gritas.
Acaricio tu pelo mientras suena,
a lo lejos,
una dulce melodía,
la música de tu voz.
Alguien cierra una puerta.
Me parece morir cuando te levantas
y tus ojos se clavan en los míos.
El calor de tu rostro inunda mis venas del más puro amor.
Recuerdo un susurro,
un 'te amo' sin palabras,
una avalancha de sentimientos.
Una dulce cascada de color negro
se desliza sobre tus hombros.
Apoyas tu cabeza sobre mi pecho
y mi corazón inunda la sala.
Mis dedos te peinan,
ignoran el ardor de tu tacto.
Mis lágrimas se unen a las tuyas,
mis ojos se cierran.
Nos fundimos en un solo ser ;
mis manos atraviesan tus brazos,
tu sangre llena mi corazón...
éramos tú y yo...
Un pozo... una flor... un sueño.
 
IV. Sólo las espinas de tu tacto me hacen sangrar,
mas no lo siento.
Divina flor... mi amor, mi Estrella.
 Se mueven, lentos, indecisos,
esperando ser llamados por sus propios pasos...
esperando un aliento.
La luz juega con las sombras,
divertidos dibujos, sin sentido,
alcanzan la perfección del caos...
allá, a lo lejos, una sombra más muere
Nadie salta, ni corre... todos se arrastran..
esperan y lloran su suerte,
ciegos buscan lo que ya tienen,
su papel... su pluma... tú, pluma.
Porque tú fuiste quien me gritó,
quien iluminó las manos,
quien expresó lo más prohibido.
 
V. El Sol se esconde cansado de su fuego,
y tú sigues viva,
ayudándome a recordar que eres tú quien me devolvió la vista,
que eres tú quien más me ha amado.
No olvidaré mis primeros pasos,
faltos de experiencia... llenos,
aún lloro ante tanta bondad.
Mas tú, eterna, vives.
Sólo te pido que vuelvas a ellos,
que escribas sus llantos, sus risas...
deja que vuelvan a vivir,
que encuentren la tinta de su sangre.
Hoy careces del bastón de la esperanza,
hoy te vengas de palabras que no dije,
hoy quieres dormir... duerme, princesa.
 
VI.  Mirad mis manos, demonio,
mirad la sangre de aquellos a los que habéis amado.
Mirad los ojos de quienes pusieron en vuestra piel
la mirada del enamorado.
Mirad mi corazón
entenderéis que el amor no es un poema,
entenderéis que amar no es un juego.
Dormid, maldito, dormid...
cantad las lágrimas de vuestras víctimas
Morid, asesino, morid...
contad las almas que han caído en la ingenuidad de amaros.
 
VII. Ayer vi en el cielo una estrella más,
brillaba sin temor a ser advertida,
tenía el sabor de quien desconoce el lamento.
Ayer vi tus pasos,
lejos,
imposibles de alcanzar.
Ayer descubrí el dolor llamando en las puertas del cielo,
sin respuestas, sin pasiones.
Ayer te odié, amada mía,
ayer te odié como nunca amé a nadie.
Ayer os amé aún más.
 
VIII.  Escucha la voz de la primavera,
su risa,
sus sueños,
escucha lo que repite, incansable.
Las flores, óyelas,
siente su brote,
su color,
siente el brillo de su tacto.
La lluvia, silencio,
su caer,
su bondad,
siente su malicia.
Siente la hipocresía del Sol,
el odio de la mañana...
aprenderás a amar el invierno.
IX.  Son lagos de recuerdos, fantasías.
Aguas escondiendo mil historias,
cuentos, leyendas, amores...
Es el placer de nadar en un mundo de mentiras,
de las mentiras más hermosas que existen.
El placer de vivir escondido en las sombras del pasado,
en espera de un futuro frío, hermoso...
Tomad mi mano y nadad conmigo,
visitad el reino de quienes saben ser felices,
tomad mi mano y morded la poesía de los ladrones,
aprended de sus caricias, del terror...
 
X.  Pienso quien sería sin tu recuerdo,
pienso en un vivir sin latidos,
en un amar sin llantos.
Pienso en una vida sin ti y me doy cuenta de quien eres...
eres el amor, el significado de la palabra beso.
Es tu nombre sinónimo de astros,
lágrimas de dioses que arrastran las palabras de poetas.
Es tu nombre la inspiración de quien escribe por el placer de amar,
de quien ama por el placer de vivir.
 
XI.  Es el lenguaje símbolo de prudencia,
gotas de una lluvia privada,
lágrimas de un llanto prohibido.
Es la poesía amor al lenguaje,
respeto a los sentimientos,
culto al ser humano.
Es un verso una flor,
una caricia a los dioses,
un querer seguir viviendo.
Eres tú mi vida, amor mío,
eres mi verso, mi poesía...
mi llanto.
Eres tú...
 
XII  ¿Recordáis al viento, amor ?,
acordaos de su misterio,
desvelad el secreto de su origen,
alabad si infinitud.
¿Recordáis al fuego, amor ?,
su incertidumbre,
su poder,
su muerte.
¿Recordáis, princesa, mi nombre ?,
amadme,
amad lo que no puede ser amado,
amad lo que no ha nacido aún.
Son pasado de una vida en niño,
futuro de la agonía de un latir,
presente de vuestra mirada.
 
XIII.  El pasado se acerca en silencio,
las lágrimas de quien no llora golpea la muralla de los amantes.
El sonido de la traición es tan dulce como la mirada del amor profano,
es olor de mentiras escondidas tras las sombras de mil fracasos.
Es alcohol,
palabras que se mezclan escupiendo falsos testimonios...
Es temor a perder una idea,
temor a perder lo que nunca fue mío.
Os temo, pasado,
regresad a las tinieblas.
XIV.  Gracias, Dios...
gracias por lo que diste a los que no te conocen,
gracias por tu silencio a las pregarias,
gracias por el temor de los ancianos.
Gracias, Dios...
gracias por la pobreza de los que mueren,
gracias por las guerras que te destruyen,
gracias por el hambre que nos consume.
Gracias, Dios...
gracias por darnos el poder amar,
gracias por hacernos saber de nuestra ignorancia,
gracias por darnos el poder de ser nuestros propios dioses.
 
XV.  La fuerza de quienes aprendieron a volar,
la sonrisa de los que sueñan,
la forja de tres anillos,
la mirada de una diosa...
Abrid los ojos, mi reina,
dejad que la luz juzgue los caminos,
abrid los ojos, princesa,
que su fuego alumbre mis deseos.
... a veces escribo vuestro nombre...
se repite una y otra vez
empañando las hojas de poesía.
... a veces lamento vuestro nombre...
las mismas estrellas envidian su dulzura.
XVI.  Palabras,
palabras que bailan al son de mi pluma,
palabras que sangran,
que ríen,
que lloran...
Palabras,
palabras tan sabias que pierden sentido,
palabras que escuchan,
que duermen,
que cantan...
Son sólo palabras,
palabras de amor...
 
XVII.  Es el amor fuente de desdichas,
de las más amargas experiencias,
de las más profundas heridas,
de mil y un llantos...
Asesino de los cuerdos,
deambulando por pasillos infinitos
se cobija en las almas soñadoras de aquellos que esperan,
que mueren...
Es el amor firma de demonios que esperan la caída de los reyes,
firma de los dioses que reniegan ser felices.
¿Es el amor el más dulce de los pecados ?.
Es el amor  mi Dios.
 
 
 XVIII. Anoche quise escribirte una carta,
donde las letras sean símbolo de tu hermosura,
de tu soledad,
de tu silencio...
Anoche quise cantar la más bella de las canciones,
donde las notas dieran fe de tu tamaño,
de tu ironía,
de tu prudencia...
Anoche quise dedicar mi tiempo a contemplarte,
noche,
a vivir en ti.
 
XVIII.  Es el momento de mirarme a los ojos,
de ver el fruto de mis llantos,
de saborear la sangre que tantas veces he admirado...
Es el momento de probar mi lealtad,
de imponer justicia,
el momento de partir una vez más...
Es tiempo de tormentas,
de lluvias que limpian lo que nunca tendría que haber sido limpiado,
tiempo de olvidar lo inolvidable...
Tiempo de morir, mi Estrella, tiempo de nacer de nuevo
 
XIX.  Una rosa se quema,
los pétalos gritan, lloran,
se esconde el tallo en su tumba de color.
Las nubes se pierden, huyen,
dejan paso al fuego que consume los cielos.
El Sol deja de brillar,
envidiando el calor de tus manos,
maldiciendo la luz que le ciega.
Tú estás cerca,
... lo siento,
se quema mi alma...
 
XX.  Acercaos, destino,
no os temo, os maldigo y os juro,
por mi Dios,
que jamás veréis lágrimas en mi rostro...
Os juro, maldito, que dejaré de sangrar,
que mis manos serán sólo testigos
de lo que una vez fue poesía
y ahora es mierda...
Alejaos de mí,
repartid justicia ante aquellos que no han muerto,
dejadme morir en el seno de los que nunca me amaron...
alejaos, maldito...
Pero antes, besadme...
 
XXI.  Danza de palabras,
el ritmo de tus pasos,
es la música de tu voz testimonio de los cielos,
la dulzura de tu tacto,
... murmullo de locura...
No permitáis, mi reina, mi muerte...
que abandone el camino de mi amor por Vos,
que olvide lo que una vez fue el más grande de los pecados...
amaros.
No dejéis que el tiempo se apodere de mis manos,
de mi pluma...
No me dejéis...
 
XXII.  He llorado lágrimas de mil diversos colores,
colores tan oscuros que la misma noche tembló ante ellos,
colores tan brillantes que cegaron a los astros,
que mataron a las sombras,
colores tan solitarios que desconocían la existencia del amor...
He llorado miles de colores,
colores que no recuerdo,
colores que nunca fueron escritos...
He llorado ríos de tinta en las manos de la nada,
ríos perdidos en tu ignorancia.
 
XXIII. Nunca es demasiado tarde, mi amor,
la noche fue creada para nosotros,
el día es sueño de un dios perdido...
Nunca es tarde para amar,
para sentirse uno con el mar,
para mirar al cielo y susurrar...
Nunca es tarde para nacer de nuevo,
para abrir las puertas de un destino,
más virgen, más puro...
Nunca es tarde para cambiar la poesía por la música...
Nunca es tarde, mi amor...
 
XXIV. No hay razón para seguir amando...
sin sueños, sin caricias, sin besos...
No hay razón para seguir escribiendo,
para gemir envuelto en recuerdos que nunca existieron,
para vivir en la fantasía que una vez creé.
No hay razón para alabar vuestra mirada,
para sentirme perdido,
para morir tan solo que tema el vuelo de mis hijos...
No hay razón, mi amor, para seguir amandoos...
 
XXV.  Escolteu la caiguda dels deus,
han mort per vos,
per la enveja del vostre somriure,
per la puresa del vostre cor...
Escolteu la mort dels mars,
com s'apaguen els seus llums,
com es calmen les aigües davant vostre...
Escolteu el batec del meu cor...
escolteu els últims vestigis de vida al vostre costat...
escolteu la meva mort,
escolteu el meu amor...
 
 
XXVI.  Es aún muy pronto para poder
juraros mi vida,
muy pronto,
pronto para escribir las últimas palabras de enamorado,
pronto para conocer mi futuro...
Es aún muy pronto para poder deciros que estoy vivo,
para daros las llaves de mi alma,
pronto para morir por vos...
Es aún muy pronto para firmar con mis manos
lo que no puedo firmar con mi sangre...
Es muy tarde para dejar de amaros...
 
XXVII. Mirad sus pasos,
blanca y terrible nos acecha,
espera...
espera a los que se rinden demasiado pronto,
espera a los que no pueden ganar nada más...
Mirad su rostro,
frío y cruel sonríe entre sábanas,
muerde...
muerde las almas de aquellos que se van,
muerde las almas de quienes no pueden seguir amando...
Mirad a la Muerte,
mirad sus manos...
XXVIII. Es la mirada
capaz de vencer al más temible,
capaz de ganar guerras infinitas,
capaz de minar los campos del terror.
Es la mirada diosa del amor,
venus de los sucios que buscan su destino.
Es la mirada fin de mil disputas,
sueños de quien llora lo perdido...
de quien sólo tiene un pasado.
Es la mirada un don, princesa,
es la mirada aliento,
voces que se encienden...
Sois la mirada vos...
 
XXIX.  El fin de tus caricias,
la muerte de tus besos...
Se acerca,
con esa horrible lentitud,
con el miedo de quien lucha sin gloria.
Se acerca,
aliento del terror que impregna las miradas,
frío en las sombras,
creciendo...
El futuro cae sobre nosotros,
mi sueño,
mi aliento...
Más amarga que la muerte,
más temible que una guerra...
XXX. Vuelan huyendo del Sol,
huyendo de quienes no supieron leer,
vuelan huyendo del mar,
de quienes no escucharon la Voz...
Mirad las prisas de los cobardes,
de los que no supieron amar,
de los que temen ser conocidos...
Mirad a los otros, allí arriba,
caerán presa de sus fracasos...
No temáis, mi amigo,
no temáis a la poesía...
XXXI.  Lágrimas por la muerte de quien guió mis pasos
se rompen bajo el calor de nuevas estrellas.
Veo un cielo...
Dios... más bello que nunca,
alumbra la oscuridad de la noche,
de mi noche...
de un nuevo día.
Mientras, se apaga una de las más bellas,
de las más brillantes,
de las más pequeñas...
se apaga, muere...
mas con su muerte vienen nuevos sueños,
nuevas ilusiones,
nuevos futuros.
Lágrimas por la muerte de quien quió mis pasos
se rompen bajo el calor de nuevas estrellas.
XXXII. Sentimientos ardiendo en la hoguera del presente,
añoranza en la inmensidad de un futuro cegador,
esperanza ahogándose en mis recuerdos...
Perdonadme, Señor, si pequé al amar,
perdonadme, Señor, si me equivoqué,
disculpad mi ceguera,
asesina de la verdad.
Una mirada,
una caricia,
un beso...
Estrellas culpables de mi pérdida,
resplandor causante de mil muertes,
dulces,
cálidas,
amantes de una pluma que ahora es mía.
XXXIII. Ayer soñé, sí, soñé con la oscuridad de un infierno,
con su frío,
su incertidumbre hecha amor...
y allí estaba yo,
luchando,
golpeando mi voluntad con las armas del corazón,
encerrando la lógica en un mar de tinta,
nadando sin orillas...
enamorándome.
XXXIV Ironía de un destino donde el amante evita amar,
donde el pez busca tierra
y el cielo se apaga...
ironía de un presente donde la verdad es una máscara
y los sueños la única verdad.
¡Venid a mí, amigos !,
ayudad al alma que se pierde en la duda
dejando un rastro de música que nadie escucha,
recoged las notas y enterradlas entes de mi muerte,
ayudadme, amigos,
no dejéis que muera solo,
no dejéis que viva muerto una vez más...
no me dejéis.
 
XXXV.  Un viaje a la oscuridad de mi bosque...
Miro al cielo y sonrío al Sol,
vientos de armónica suenan mientras me adentro
en el camino que mil veces recorrí en el pasado.
XXXVI. El Sol muere.
Los árboles gritan,
escupen su poder sobre mis pasos,
como queriendo interrumpir mi visita,
como si ya no fuera su amo,
como si ya no existiera la magia de otros días...
como si ya no fuera amor.
Caigo en lo que fue un lago
y ahora es fuego,
el tiempo se para,
los sentimientos se desvanecen...
Despierto sobre una estrella,
incapaz de reconocer lo que me rodea,
deseoso de hundirme en su calor.
XXXVII. ¡Maldita sea la luna que me empujó a la ignorancia !,
¡Maldita seas, amor mío, maldito tu brillo, tu letra, tu voz !...
Maldito tu amor, mi amor...
Miro al cielo y lloro a la noche
mientras mis pasos me llevan al bosque,
donde el amor convive con el viento,
donde puedo volver a respirar...
llorando.
 Tuve mi sueño en las manos, primavera,
tuve tu irónica sonrisa bajo mi pie.
XXXVIII. El cielo dejó de mirarme,
de apostar,
de reir...
pues la primavera fue mía.
Gané...
perdí.
XXXIX. ¡Escuchad, árboles !,
¡Escuchad un grito de libertad no deseada !...
escuchad mi llanto de muerte,
mi agonía,
mi victoria...
escuchadla, amgos míos,
y reid conmigo.
XXXX. Vienen cada mañana vientos de poesía a estrellarse en mis ojos,
a recordarme imágenes de rodillas heridas,
de sangre seca y sudor frío,
de batallas perdidas sin luchar,
de guerras crueles sin comenzar...
de amores imposibles.
Vienen cada mañana y yo,
amante de esos vientos,
los maldigo,
giro mi pluma y corro...
inútil,
mas corro como lo hacen los vivos,
como lo hacen los muertos...
 
XXXXI Te tuve, sueño,
y te solté cuando dejaste de ser un sueño.
Grito libertad en busca de un no,
de un 'te quiero'...
de un nuevo sueño por el que luchar...
de un nuevo amor por conquistar...
del amor que me conquiste.
 Mentiras ocultan mi paz,
amor,
mentiras,
mentiras...
XXXXII. Te odio, amor, te odio...
Por ti dejé de ser dueño de la nche,
olvidé reflejos de un pasado,
desperté de mi hermoso sueño...
por ti...
por ti...
Incapaz de seguir nadando busco una orilla,
y allí estás tú,
esperando,
sonriendo...
gritando.
Me acerco en tu busca y desapareces,
rompes el motor que impulsa mis sentimientos,
me dejas envuelto en un laberinto de nuevas aguas.
¿Cómo puedo amarte más si perdí el timón de mi corazón ?,
Ayúdame a encontrarlo y será tuyo,
mas olvida el horizonte,
vuelve a mí...
Te odio, reina de tus promesas,
princesa del lago de muerte,
te odio...
vuelve.
 
XXXXIII Renace una gota,
cae,
se desliza por las hojas de mi alma
cae...
al final muere,
dejando un rastro de sangre vacía,
muere.
Te perdí, por culpa de un error, te perdí...
dejé que el cielo ocultase a mi luna,
dejé que el infierno ocupase el lado muerto de mi corazón...
te dejé.
Nuevas gotas de esperanza se deslizan,
añorándote,
buscando tu gracia,
tu negro encanto...
la imperfección de la que me enamoré.
XXXXIV. Escucha el llanto de quien por ti grita,
de quien escribe lo imposible de nombrar,
de quien sueña con tu nombre...
de quien por ti murió de amr.
Pero ahora tengo una estrella de belleza inigualable,
capaz de deslumbrar los oscuros rincones de mi mente,
capaz de hacerme sentir de nuevo hombre,
capaz de hacerme nacer de nuevo.
Hasta siempre,
Miel helada que la luna vierte...
Una frase,una muerte...
su frase, mi muerte.
XXXXV. Imágenes de un pasado vacío,
helado,
incapaces de llenar una mirada,
de mirar más allá del límite que mi muerte impone.
Y continúo escribiendo, por, para...
continúo escribiendo,
que sean las lágrimas quienes juzquen su destino.
Ya no existes,
manantial de tinta,
fuente de amor...
dejaste de mirarme cuando la luz se extinguió,
de amarme,
de hablarme...
de vivir.
Vuelve a mí, amada pluma,
vuelve a hacerme sangrar de amor,
vuelve a mí y el dolor quiará tus pasos,
pues sólo así podré definir mi corazón, mi amor...
mi sangre.
XXXXVI Quiero morir,
Dios de mi pasado,
quiero morir...
 Viaje incesante : sombras, ruidos... sueños.
La luz deslumbra aquel alma que,
errante,
busca la frente que sacie su sed.
Úna luz que oculta el futuro
y destruye el pasado,
que guarda sufrimiento
y espera el momento justo para herir.
Camina a ciegas,
ignorante de todo cuanto le rodea,
cruzando viejos senderos,
tierras vírgenes,
pisando ilusiones de otros,
dirigiéndose a un futuro incierto...
dudas, miedo...
esperanza.
Preguntas sin respuesta,
señales oscuras que permiten  paso firme a los indecisos,
vista a los más ciegos.
 Busco señales de mi pasado,
amada mía,
huellas que me convenzan de que el amor verdadero existe,
de que el cielo continúa guardando el secreto de mi corazón.
Busco una herida en mis sentimientos,
sangre capaz de recordar lo que fue agua
y ahora es piedra,
lo que fue tinta
y ahora es sueño,
lo que fue poema
y ahora es carta...
XXXXVII. Busco... busco...
Nada comparable a tu mirada,
tus gestos,
tu sonrisa...
tus lágrimas.
Nada comparable a mi amor por tí,
amada,
estrella,
cielo...
Busco amor en mis papeles,
busco luz en mi noche...
te busco a ti,
lluvia.